Luego de 35 años, la selección peruana logró clasificar al mundial. Fue el 15 de noviembre de 2017 cuando los peruanos salieron a tomar las calles más unidos que nunca. Esta es la crónica de ese día.
22 de junio de 1982. La selección peruana cae goleada 5 a 1
ante Polonia en La Coruña y de esta manera queda eliminada del mundial de
España 1982. Ha sido una dolorosa eliminación. Más doloroso aún sería lo que vendría
en años posteriores. Años de eliminaciones y escándalos. Y, ¿las eliminatorias
al Mundial de Rusia 2018? No tienen por qué ser diferentes. Eso es lo que
muchos pensaron. Pero esta vez sí que lo fue.
La selección peruana se posicionó quinta en la tabla de posiciones de
las Eliminatorias Sudamericanas y se ganó el derecho de disputar su pase a la
Copa Mundial del 2018 en un repechaje con Nueva Zelanda, país de Oceanía. Los
hinchas no podían estar más contentos. Antes del cotejo de ida en tierras
“kiwis” los dirigidos por el argentino Ricardo Gareca sufrieron la sanción de
su capitán Paolo Guerrero, el jugador emblema de esta selección. A pesar de la
baja de Guerrero, Perú llegó con favoritismo para el primer encuentro, sin
embargo, el partido quedó igualado 0 a 0. La hinchada bicolor debió soportar
una cuota más de angustia. Pero esa angustia no mermó el aliento.
15 de noviembre de 2017. El día del partido de
vuelta no es día cualquiera. Lima está invadida de personas con polos de Perú.
La euforia por la posibilidad de volver a un mundial tras 36 años de ausencia
se nota en cada rincón de la capital. Al costado de la entrada del Parque de la
Exposición un grupo de hinchas rumbo al estadio se juntan al promediar las 4:15
de la tarde. Con trompetas, bombos y platillos inician el aliento a la
selección. Algunas personas se unen a cantar, otros simplemente observan. Casi
todos con camiseta peruana.
No todos tenemos entradas para ver el partido, pero sí
queremos sentir el ambiente festivo. En los alrededores del Estadio Nacional
-en la Av. Petit Thouars- venden camisetas, pulseras, vinchas, pósteres, etc.
Infaltable es la gastronomía: vendedores ambulantes de sánguches, pequeños
restaurantes, juguerías y puestos de venta de comida rápida. Mientras más cerca
se está del estadio, más difícil se hace caminar: hay aglomeración de gente. Y
el tránsito de vehículos no se ha cerrado, pero las personas estorban a los
carros. Y así llegamos al parque Cervantes.
Este parque es el lugar perfecto para acampar: es lo primero
que uno piensa al llegar. Familias sentadas en el césped, chicas y chicos,
mujeres y hombres, niñas y niños. Hay vendedores ambulantes alrededor del
parque. Hay un niño que patea una pelota de fútbol: está jugando con su padre.
Al otro lado, vemos jóvenes sosteniendo un marco que hace alusión a Rusia 2018,
para quien quiera tomarse una foto. En medio de esto, se empiezan a escuchar
cánticos. En el parque Washington, que se encuentra cruzando la Av. Arequipa se
ha asentado la barra peruana que siempre alienta desde Oriente: La Franja.
La posibilidad de volver a un mundial tras 36 años despertó
el sentimiento nacional. (Fuente: Propia) |
Al llegar al parque Washington vemos una nube de humo rojo y
muchas personas cantando: “Ohhh, vamos peruanos que está noche tenemos que
ganarrr…” Han colgado una banderola blanquirroja -con el nombre de la barra
escrito en negro- entre un poste y la estatua de George Washington. “Ole ole
ole, ole ole ole ola, ole ole ole, cada día te quiero más, yooo soy peruano, es
un sentimiento, no puedo parar”. Ahora mientras cantan, los hinchas también
saltan, y más gente se adhiere. Algunas personas –más lejanas al lugar de los
canticos- sacan sus celulares y graban el momento, otros se alistan para el
partido bebiendo de una lata de cerveza. Ya son veinte para las 6 de la tarde y
se ven al menos cuatro helicópteros de la Fuerza Aérea del Perú (FAP)
sobrevolar el cielo del Estadio Nacional con la bandera de Perú. El apoyo llega
de todas partes.
Cada vez falta menos para el partido y por la Av. Arequipa
está llegando otra barra peruana: La Blanquirroja. Anuncian su incursión
reventando pirotecnia. Sus cánticos entusiasman a más de uno: “Canta
Blanquirroja está canción de corazón, que poco a poco volveremos al Mundial una
vez más”. La Blanquirroja avanza por la Av. Arequipa y un dron está siguiendo
su trayectoria. Así llegan casi hasta el centro del parque Cervantes –a
espaldas del Estadio Nacional- y dejan de avanzar. Mucha gente se acerca hasta
la barra, algunos se suben a la estatua del parque mientras otros están
capturando este espectacular momento. Cantan hasta que se les irrite la
garganta. A espaldas del Nacional el ambiente es una fiesta, es la fiesta de
todos.
La hora del partido se acerca y hay que empezar a prepararse
para el crucial encuentro. Los que no tenemos entrada ya empezamos a retirarnos
del lugar en busca de una pantalla para ver el duelo. A las 7:20 de la noche el
tráfico de Lima es un caos. Los buses en la Av. Abancay están repletos de
gente, seguro dentro de dos horas las calles estarán casi deshabitadas. A pesar
del problema logro llegar a mi destino. Ya es hora de ver el partido más
importante para la selección peruana en 35 años.
Los equipos salen a la cancha en medio de un estadio
repleto. Primero es turno de escuchar el himno neozelandés, luego el himno de
Perú. Si hay una actitud de los jugadores de esta selección que se diferencia
de anteriores procesos eliminatorios es la euforia con que se canta el himno.
Renato Tapia lo grita a todo pulmón. El himno tiene que escucharse hasta Rusia.
Es 9:15 de la noche y el árbitro francés Clément Turpin
indica el inicio del partido. La selección sale a ganar. Un gol en contra
obligaría a Perú a marcar dos. Apenas al minuto 3 Luis Advíncula manda su
remate al travesaño. Se salva Nueva Zelanda.
Tras 20 minutos del inicio del partido se tiene la sensación
de que Perú merece al menos un gol porque claramente es dominador del partido y
su rival no ha generado peligro al arco de Pedro Gallese. Pero los hinchas se
angustian: ¿Y si se cierra el arco? ¿De qué vale dominar tanto si no podemos
marcar un gol? Incluso el árbitro no cobró un penal a nuestro favor. Hasta que
llegó el minuto 28.
Miguel Trauco, lateral izquierdo de la selección peruana,
ante la marca de dos neozelandeses decide lanzar la pelota hacia adelante. Ahí
está Christian Cueva quien baja el balón de manera habilidosa con el pecho. El
capitán de Nueva Zelanda, Winston Reid, sale al encuentro del peruano pero no
puede pararlo. Cueva avanza hacia al área y entonces ve a Jefferson Farfán
llegar sin marca hasta el centro. La pelota se juega hacia Farfán. El “10”
tiene tiempo para acomodar la bola con su pierna derecha, acto siguiente remata
al arco con violencia. ¡Gol peruano! Por fin, ¡qué alivio! Farfán rinde
homenaje a su amigo Paolo Guerrero colocando la camiseta “9” sobre su cara.
Jefferson Farfán muestra la ‘9’ en homenaje a Paolo Guerrero. (Fuente: AFP) |
A partir del gol peruano, la selección neozelandesa toma una
actitud más ofensiva. Necesitan anotar para eliminarnos. Segundo tiempo. Al
minuto 65, Christian Ramos aprovecha un tiro de esquina que confunde a la
defensa de los All Whites y anota el 2-0. Solo es cuestión de
tiempo para celebrar la vuelta al mundial. Pasadas las 11 de la noche, el
árbitro pita el final. Los jugadores suplentes corren hacia la cancha, las
personas gritan, lloran y se abrazan. A Perú le ha costado volver a la Copa del
Mundo tras 35 años de ausencia. Pero lo logró. Todos celebran como si
hubiésemos ganado el mundial. Los jugadores recorren la pista atlética para
celebrar con los afortunados hinchas que fueron testigos directos de esta
gesta.
El día siguiente, jueves, es feriado -tal y como lo había
anunciado el presidente Pedro Pablo Kuczynski en caso se lograra la
clasificación- por lo tanto la gente festeja toda la noche en las calles, en
las plazas, en los restaurantes, en los bares. En varios lugares se celebra la
clasificación a Rusia 2018 escuchando Moscú de Georgi Dann. Un
país está alegre. El fútbol fue capaz de lograr esto.
Fueron años de eliminaciones y escándalos. Un 15 de
noviembre de 2017 por fin se pudo decir que acabaron los más de 35 años de
frustraciones. La espera ha sido larga y la euforia es entendible.
Ramos pone el 2-0 a favor. Perú volvió al mundial de forma
inesperada. (Fuente: AFP) |
Foto principal: AFP
Por Diego Alzamora (diego.alzamora@unmsm.edu.pe)
Publicado originalmente en Chiqaq News el 14/09/2020
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